Conocí al padre Erwin hace tres años durante su período de estudio en Roma. Ahora que no está aquí, lo extraño profundamente y sería difícil explicar por qué en pocas líneas, pero no creo que exagere si digo que su amistad y su dirección espiritual han sido la prueba más concreta de la providencia de Dios en mi vida.
En estos años difíciles para mí, en el Padre Erwin encontré un guía espiritual, siempre disponible y atento para ser un apoyo para mí, dejándome libre para expresarme y progresar según mis tiempos. En realidad, sin embargo, era mucho más que esto: un amigo con quien compartía momentos de extrema dificultad y momentos de extrema alegría, el hermano que nunca tuve y un verdadero hijo para mi madre. El padre Erwin se hizo cargo de nosotros, sin que se lo pidieran, acompañándonos en los meses en que el cáncer se llevó a mi abuela y que unas semanas después golpeó a mi madre dos veces. Recuerdo una frase que me dijo al final de nuestra peregrinación en el camino a Santiago de Compostela: "Siempre estaré allí para ti, incluso cuando regrese a Argentina" y le agradezco a Dios por esto.
Por todas estas razones, estoy seguro de que la ayuda que el padre Erwin y demás sacerdotes pueden ofrecer es enorme y que, por lo tanto, su seminario, no debe cerrarse, sino fortalecerse. Atte. Tommaso Beck Roma, Italia
Cuanto bien se puede hacer, cuanto bien fluye del Bien, cuando a nuestras circunstancias cotidianas de dolor, de duda, de sinsabor, y también de satisfacción, las ilumina, las orienta Dios a través de sus fieles ministros ( las más de las veces unos simples hombres ). Sí, la fidelidad a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote destaca en las vidas de los sacerdotes del Seminario Santa María Madre de Dios y en las apreciaciones que se hacen de ellos.
El Amor, que es de Dios, nos guíe a todos.