En una cena de bienvenida, a Mons. Leon Kruck, le expuse mis dudas de fe, aprovechando su cercanía, y a través de su ayuda pude recuperar mi debilitada FE de esa etapa de mi vida.
A causa de ello se estableció, una amistad personal, donde pude conocer sus padecimientos por la fundación de un Seminario. Sus hermanos obispos nunca apoyaron su decisión de recibir en su diócesis tan escasa de clero, a jóvenes seminaristas separados por el obispo de Paraná.
Él se aconsejaba directamente con el Papa Wojtyla, con el que tenía una relación de cercanía, por compartir sus orígenes comunes, UCRANIA, quien le daba instrucciones que siguiera con la iniciativa, a pesar de las dificultades con la conferencia episcopal.
Los sacerdotes mayores también apoyaban entusiastamente, junto con el pueblo que sufría la ausencia de sacerdotes lo que motivó que el P. Ernesto De Miguel, párroco de catedral, le pidiera a un laico que había hecho recientemente el cursillo de cristiandad, enfermo de cáncer, para que ofreciera sus sufrimientos con la intención de que se pudiera abrir un seminario. El enfermo lo asumió con mucha convicción, lo que me impactó sobremanera, por su respuesta en ser instrumento de la gracia. Efectivamente el obispo consiguió la donación de la casa que hoy ocupa, gracias a la Viuda de CAMPI, y atrás de ella mi familia y muchas personas ofrecieron ayuda y se hizo posible el milagro. ------------------------------ En lo personal, me impactó siempre el testimonio de ver Jóvenes dispuestos a ser tan diferentes en la época actual, al punto de dedicarse a las cosas de Dios, entrando a un seminario, con vida casta, alegre, y pobre, dispuestos a servir a la comunidad. Ellos siempre me cuestionaron íntimamente, al comparar mis esfuerzos a la fidelidad al evangelio, en un mundo tan adverso, donde todo tira en contra. Hasta el día de hoy son un testimonio muy fuerte para mí. René Ernesto Franchetti
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