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Pedro Olivares


Un agradecido

Mi nombre es Pedro Olivares, tengo 23 años, vivo en Mendoza y soy estudiante de medicina. Escribo el siguiente texto como uno de tantos testimonios de lo que fueron, son y seguirán siendo, si Dios lo quiere y la Iglesia lo permite, las gracias emanadas por los sacerdotes y seminaristas del Seminario “Santa María, madre de Dios”.

Como comenté al presentarme, mi vocación en el mundo del trabajo es la medicina y es en la elección y desarrollo de esta carrera, uno de los puntos en los cuales ha influido la fuente del seminario. Esta elección implicó un proceso de deliberación que fue llevado a cabo en mis últimos años de secundaria. Durante los mismos, una vez al año, asistí con algunos compañeros de curso a un evento llamado “Disputatio de Secundarios” que tenía lugar en la localidad de Alvear,

generalmente en primavera. Dicho encuentro consistía en un fin de semana de exposición y debate de 6 temas

seleccionados entre distintos grupos de seis estudiantes cada uno. La selección de textos era llevada a cabo por sacerdotes de la diócesis de San Rafael y, como jurados de la exposición y posterior debate solían actuar seminaristas de la misma diócesis.

Durante mi decisión vocacional me hallaba en disyuntiva entre dos carreras: Medicina y Filosofía. Ambas eran de interés personal y no encontraba cómo relacionarlas, una vez descartada alguna de ellas.

En 2013 me invitaron a participar en mi primer Disputatio. Tenía que elegir uno de 6 temas para la competición. Entre ellos había un tema de historia, dos de filosofía, uno de teología, uno jurídico y un último tema que ninguno de los seis integrantes del equipo quería elegir: “Ética de la fertilización asistida”. Me quedé con este último. Al empezar a leer la bibliografía recomendada, encontré lo que buscaba, los dos nexos de unión entre carreras que veía como inconciliables:

la antropología y la bioética. A su vez, también había encontrado, aunque no lo sabía en su momento, los dos grandes ausentes de la enseñanza actual en ciencias de la salud, los cuales serían útiles en mi futuro académico dada la deshumanización que existe en este ámbito precisamente debido a esta ausencia.

En 2014 vuelvo a participar de la actividad, esta vez con el tema “Anticoncepción”. Todas las herramientas aprendidas durante este año me servirían en un futuro en la lucha por las dos vidas (madre y niño por nacer) que alcanzaría su punto más álgido (hasta el momento en el que se escribe este texto) en 2018 con el intento de legalización del aborto en nuestro país, fecha en la cual cursaba mi segundo año de carrera en una facultad bombardeada con propaganda y cursos de formación anti-ética. Pero lo más importante de esta segunda participación fue que terminé de confirmar mi gusto por la medicina, ingresando dos años más tarde a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad nacional de Cuyo.

Escribo este testimonio en agradecimiento a todos los curas y seminaristas que organizaban y participaban con alegría de la querida Disputatio. Este evento no solo era debatir sino que también contaba con charlas de formación, la celebración de la Santa Misa y un clásico fogón nocturno en el cual todos los jóvenes nos divertíamos cenando y cantando alrededor de una gran fogata. Por la hermosa experiencia vivida y su gran impacto en mi vida a posteriori:

¡GRACIAS! Espero que durante muchos años sigan naciendo curas y seminaristas de esta hermosa diócesis que organicen encuentros tan valiosos como estos.


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