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Hoy es 4 de Agosto: día del cura párroco. Y tengo presente a mi tío, padrino y párroco de General Alvear: el Padre Guillermo Lemos, sacerdote formado en el Seminario de San Rafael. Frente a los tristes sucesos ocurridos en el Sur Mendocino pensé: ¿cómo no relatar aquello que marcó mi infancia, adolescencia y parte de mi juventud? De niño, junto a mi hermano Juan Esteban y a mis primos Ignacio y Francisco, este sacerdote arrancó por llevarnos a la montaña. Siempre él ha sido el guía de nuestras excursiones: recuerdo estar en la cima del Cerro Arco almorzando y observando la naturaleza, la Creación. También mis padres solían llevarnos al Seminario aquellos Domingos de visita: pasábamos el día en familia y disfrutábamos de aquel lugar. A los 14 años recibí una invitación de mi tío y asistí a mi primera Misión en General Alvear. ¡Cuántas gracias recibí en aquellos días! Nuevos amigos y espíritu apostólico, pilares importantes en mi vida. La lista sigue con ese campamento en Bariloche: el viaje en el "Rocinante", las caminatas interminables, los juegos, los amigos y los paisajes. En fin, Dios mismo repartiendo gracias. Destaco las Jornadas de Paraná, indispensables para la formación intelectual y espiritual. De nuevo: los amigos, las peñas, las charlas. Dios repartiendo otra vez esas gracias. Y en todos esos momentos, algún sacerdote o seminarista proveniente de esta casa de formación. ¡Cuántos consejos recibo y he recibido de sacerdotes como el Padre Fernando Martínez, el Padre Guido Actis y el Padre Marcelo López! ¡Cuánto ha rezado mi tío por mí y por nuestra familia! ¡Cuántas veces me ha invitado a campamentos, salidas y misiones! ¡Cuánto espíritu apostólico tiene el Padre Guillermo Lemos con los jóvenes! ¡Cuánta formación transmitida en Paraná y en todas las Jornadas! Las palabras no alcanzan para expresar cuánto ha hecho y hace este sacerdote por nuestra familia y por la Iglesia. Simplemente dar gracias a Dios y a la Virgen por este guía espiritual; por este sacerdote y por muchos otros que han salido de este Seminario; por los seminaristas que esperan recibir el Sacramento del Orden Sagrado; por los laicos fieles a lo que Dios nos va pidiendo día a día. Y por la Iglesia, para que con Fe pueda atravesar estos momentos de oscuridad y de tormenta. Pedro Andrés López Lemos
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