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Por largos años se realizaron “Retiros para Jóvenes” –chicas y muchachos- en nuestra Diócesis.
Todos ellos tenían al frente como asesor, a un sacerdote formado en nuestro Seminario Diocesano.
Formábamos equipos de mujeres y de hombres y en una casa de Retiro –generalmente: “La Casa San Pablo”-, durante 3 días de intenso trabajo transcurrían estos encuentros, con no menos de 30 participantes.
Allí se formaron mujeres y varones que hoy, “cual faro luminoso”, están al frente de familias, inculcándoles el amor a Dios y a la Santa Iglesia y la devoción a nuestra Madre, la Santísima Virgen. ¡Cuántos valores, cuánto bien recibieron aquellos ejercitantes y cada uno de los que formamos los equipos de dirigentes –que durante varios meses habíamos pergeñado el Retiro, preparando nuestras charlas, intercambiando impresiones y experiencias- siempre bajo la tutela espiritual del sacerdote formador, a quien tanto debemos y agradecemos por su acompañamiento y dirección! “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra”, bajo esta impronta, se sucedieron estos maravillosos encuentros, por los que hoy damos gracias al Señor, a quien pedimos con amor e insistencia por nuestro Seminario Diocesano “Santa María Madre de Dios”: “Faro de Esperanza” y “Escuela de fidelidad” como tan bien se lo ha catalogado. Norma y Juan Esteban Greco
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