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Quiero manifestar el profundo agradecimiento que siento hacia el seminario "Santa María, Madre de Dios"...
Viví en un pueblo de España durante 10 años y jamás pude ver ni oír nada sobre el sacerdocio… me llevé una gran sorpresa al llegar a San Rafael y encontrar a tantos “hombres de negro”, como pensaba cuando no sabía “lo que eran”… “¿Por qué viven de esa forma? ¿y están felices?, ¿Siempre tienen ganas de estar con nosotros, de enseñarnos? ¿Y si no tienen ganas, por qué lo hacen?, les deben pagar mucho”… son las ideas de alguien que ignora el Gran Don del sacerdocio.
¡Qué regalo encontrar sacerdotes que hablan de lo que viven! Cuando los conocí me di cuenta que hay personas valientes de verdad, capaces de vivir de esa forma “tan radical”. Pensaba que la Iglesia estaba conformada sólo por personas soberbias hasta que un cura me pidió “perdón” antes de celebrar la Santa Misa, pensaba que no se sacrificaban por los necesitados hasta que uno de ellos me ofreció el dinero para realizar mi 1er retiro ignaciano, pensaba que a todos les sobraban los bienes hasta que decidimos regalarle una sotana nueva al asesor del grupo… él cuando la recibió dijo “¡la vamos a usar!”; ¡claro que la iba a usar el P. Gastón! En las primeras Misas a las que asistí celebrada por ellos observaba que todo era delicadamente colocado en su lugar, se purificaban las manos con sumo cuidado y estaban muy atentos a la Hostia Santa que tenían entre sus manos, por otro lado, la gente muy seria y respetuosa se acercaba a recibirla de rodillas y luego permanecían un tiempo en silencio… no entendía nada, pero cualquiera se habría dado cuenta de que algo muy importante estaba ocurriendo... Hoy, después de algunos años pienso que los consejos de mis padres me ayudaron a recibir de los curas lo más importante para vivir ("rodeate de personas que sean buenas con todos, no solo con vos" me decían... y ellos siempre buscan el bien para todos!). Ellos nos supieron dar tanto a mi hermana como a mi y a tantos jóvenes, las herramientas necesarias que no siempre tuvimos al alcance... por eso es que valoramos tanto su formación, agradecemos muchísimo al seminario y vivimos con tristeza la decisión de cerrarlo, ya que es el semillero de tantos seminaristas que, como nosotros, tantas personas están necesitando. Micaela Velázquez
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