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María Nicole Vera


¡AVE MARIA!

Mi nombre es Maria Nicole Vera, tengo 25 años y soy de San Rafael. Conocí el Seminario de San Rafael cuando tenía aproximadamente unos 8 años. Yo estaba en el grupo de “Niños Adoradores” de la Parroquia San Francisco Solano. Todos los sábados nos juntábamos a adorar a Jesús Sacramentado, y uno de los sábados fuimos a conocer el Seminario y a ver la película de la Virgen de Fátima en dibujitos animados. Recuerdo ese día hasta el día de hoy. El Seminario parecía un universo aparte, un lugar hermoso por donde lo miraras (y no por tener lujos ni nada extravagante), sino más bien, por ser un lugar lleno de Dios; un lugar tranquilo, lleno de alegría, lleno de paz, y lleno de “sotanas negras”... Daban ganas de que la tarde tuviera más horas para pasar ahí más tiempo. En el grupo de niños adoradores nos enseñaban cada sábado a amar y respetar la Eucaristía, porque allí estaba Dios, en cuerpo, sangre, alma y divinidad. En el Seminario vimos que esos hombres de “sotana negra” ya lo hacían: amaban la Eucaristía con todo su corazón. La amaban en ese entonces, la han amado todos estos años, y hoy, han llegado a darlo todo por defenderla. Son el claro ejemplo del respeto y amor que se merece nuestro Rey Sacramentado. Somos una Diócesis bendecida por tener la formación que tenemos, los sacerdotes que tenemos, el Seminario que tenemos y que hoy triste e injustamente cierran. Un Seminario con tantas vocaciones como en ningún otro lugar del país, un Seminario con tan buena formación, que nos ha dado tan buenos sacerdotes. He tenido la gracia de conocer a muchos de ellos y debo decir que son excelentes, y que todos en mayor o menor medida han contribuido en mi formación cristiana, con sus conocimientos y con su ejemplo. Aquí les cuento algunas de mis experiencias con el Seminario: he visto seminaristas en todas las Parroquias todos lo sábados, enseñándonos, jugando con los niños, ayudando en los grupos parroquiales. He visto seminaristas caminando en “patota” y rezando en el recorrido a los 7 monumentos en Semana Santa, seminaristas en cada Corpus Christi, en cada Misa Crismal, en cada Fiesta Patronal de San Rafael Arcángel, seminaristas haciéndonos reír con sus sketch en los encuentros interparroquiales, seminaristas acompañándonos y enseñándonos en campamentos. Y no puedo dejar de recordar la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. Muchos de ellos nos acompañaron, nos guiaron, nos enseñaron, y por supuesto, nos sacaron varias risas. Eso transmiten en cada cosa que hacen: ALEGRÍA. La verdadera alegría cristiana. Realmente me siento bendecida por todas las gracias que he recibido del Seminario Santa María Madre de Dios. Yo crecí viendo muchas “sotanas negras”, estoy acostumbrada a los buenos sacerdotes, a los buenos seminaristas, a los verdaderos soldados de Cristo, y si me extendí demasiado con mi testimonio es justamente para que todas las personas que no han tenido esta misma gracia, conozcan todo lo que Dios nos brindado a través de este Seminario para alcanzar la Santidad, el Cielo y a Él.

¡VIVA CRISTO REY!


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