¡Mis abuelos amaban al seminario!
Ellos fueron colaboradores en el inicio de este hermoso lugar. Mi abuelo Herminio sabía de carpintería, ayudó en la construcción como así también en la Capilla. Mi abuela Chiquita, ayudaba con el aseo de la ropa de los curas ya ordenados y también de los seminaristas que no eran de aquí. En la casa de mis abuelos siempre había un cura y/o seminarista que pasaba a buscar algo o simplemente a visitarlos.
Este amor por el seminario yo pude también sentirlo gracias a Dios. Luego de haberme casado en el año 2015 con mi esposo y nuestros niños comenzamos a ser parte del movimiento familiar Cristiano (MFC). Allí conocimos muchos sacerdotes ordenados del seminario, con valores enormes y con un amor a Dios y a la Virgen inigualables. ¡Instrumentos maravillosos y guías en este camino al Cielo! ellos fueron de nuestro apoyo en momentos muy difíciles, donde nuestra Fe comenzó a crecer cada vez más, debido a que en cada momento ellos nos recordaban mirar a Jesús. Ansiábamos los domingos para asistir a misa y poder visitar tan lindo lugar. Con el correr de los meses pudimos disfrutar el tercer Domingo de visita y vivir tardes hermosas llenas de risas, ver a nuestros niños jugar con tanta alegría con los Seminaristas que allí estaban, charlas del Padre Fernando tan generoso en sus enseñanzas. Gracias a todos ellos, sabemos amar a Jesús cada día más y a vivirlo en oración permanente. Rezo cada día por el seminario, nos duele esta triste decisión, rezamos para que Dios nos permita seguir disfrutando de tan hermoso lugar, lleno de tanto amor. Gracias queridos sacerdotes por siempre encomendarnos a la Virgen, por enseñarnos a amarla con todo nuestro corazón y que nuestra devoción por ella sea cada día más grande.
TONIDANDEL María Fernanda
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