Desde niña he recibido el acompañamiento de distintos SACERDOTES de la Diócesis de San Rafael a los cuales les agradezco, ya que ellos junto a mi familia, marcaron el camino que nos hace ver "por lo que vale la pena vivir".
Con el pasar de los años mi hermano se entrega a esta VOCACIÓN, entendida por pocos; vocación de servicio, amor y guía, con su mirada puesta en las COSAS DEL CIELO. Hoy con ORGULLO digo: soy mamá de un SEMINARISTA, con sincera vocación, quien recibe su formación en el seminario Santa María Madre de Dios. Palabras de agradecimiento para con cada uno de los formadores. Una madre queda tranquila cuando sabe que su hijo está en buenas manos. Basta con visitar el lugar para sentir la paz y la presencia de Dios en cada rincón.
María Cecilia Martínez
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