Ave Maria Purisima…
Mi nombre es Marcos y tengo 25 años, creí necesario contar una pequeña parte de mi vida para demostrar cuánto bien hace un seminario a un cuidad, es ese corazón que late a cada segundo sin parar para darnos vida, a veces haciéndose escuchar pero otras veces en un silencio incomprensible para algunos, dando frutos incalculables a la sociedad que de a poco se aleja de Dios.
Como muchos niños san rafaelinos mis padres procuraron mi formación religiosa y gracias a un gran amigo Dante Martinez llegué a mi primer grupo parroquial, con los cuales innumerables veces fuimos a visitar el seminario, en donde vivían los seminaristas que jugaban a la pelota con nosotros los sábados en la parroquia y a donde asistimos a distintos torneos y encuentros.
Como todo joven con esta formación y llegando al final de la escuela secundaria, empezó en mi la duda de qué debía elegir para mi futuro, eran caminatas largas hasta el colegio sin poder llegar a una conclusión. Ciertamente, la idea del llamado de Dios estaba presente, me animé con apoyo de un sacerdote a hacer un retiro de discernimiento vocacional.
En ese retiro, Dios a través del sacerdote me mostró que no me llamaba al sacerdocio y recuerdo explicarle al sacerdote encargado del retiro que no creía que Dios me llamara a mí, él con amor de padre me pregunto: ¿entonces que has pensado sino para tu vida?, respondí: que la medicina quizás era lo mío, quizás hasta con dudas le respondí. Él me dijo que, en efecto, había vocación al servicio, que para elegir escuchara a Dios.
Hoy realizo la carrera de medicina seguro y con ansias, no claudiqué en mi decisión pero aseguro que esa charla hoy es parte de mi convicción en la medicina.
El día que rendía el examen, para muchos más difícil de la carrera, dos horas antes del mismo recibo la triste noticia del cierre del seminario, que sin dudas me hizo rendir el examen con el alma afligida y sin ánimo alguno. Pero una vez mas Dios me mostró que siempre mi carrera y vida van a estar ligadas al seminario.
Soy testigo de los frutos del seminario, eterno agradecido de los bienes recibidos y fiel con el alma dispuesta a ayudar al seminario con el fin de que no se nos quite el corazón porque aún quedan muchas vidas que alcanzar.
….Sin Pecado Concebida.
Marcos Rios Martin
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