Testimonio sobre el Seminario “Santa María, madre de Dios” de la Diócesis de San Rafael
Recibimos con mucho pesar y dolor la noticia sobre el inminente cierre del Seminario “Santa María, madre de Dios” de la Diócesis de San Rafael. Somos un grupo de amigos, un tanto atípico si se quiere. No nos conocemos desde la infancia, tenemos edades dispares, no fuimos compañeros de la escuela; incluso si nos ven de afuera pueden decir “qué hacen estos juntos”. Nosotros sí sabemos.
Mantenemos un grupo sano en el que nuestra fe católica está presente y cada uno coincide en que nos sentimos hermanos, más allá de cualquier diferencia visible. Nos cruzamos en misa, bendecimos la mesa antes de cada asado, creemos en el matrimonio, en el noviazgo, en la familia, en la iglesia, rezamos los unos por los otros, somos amigos de sacerdotes que a veces son nuestros invitados de honor en esa “juntada” de cada miércoles; nos hacemos llamar “Miércoleros”. Realmente la fortaleza de nuestra fe traspasa transversalmente este grupo. Sin duda fue el mismo Dios quien nos fue juntando en el camino. Muchas veces, sin el ánimo de pecar de soberbia nos sentimos como ese grupo de apóstoles elegidos por el mismo Cristo. Con muchos defectos y miserias a cuestas pero con la certeza que Dios bendice nuestra amistad.
Tenemos la enorme gracia de Dios de tener un miembro “miercolero” dentro de nuestro seminario diocesano, de hecho fue uno de los que hizo posible que el grupo se uniera. Todos los miembros pertenecemos a algún grupo parroquial y fue así cómo nos hicimos amigos, cómo coincidimos.
Es nuestro gran orgullo Tomás. Es aquel que se animó a romper los esquemas de lo que todo el mundo piensa y tomó la valiente decisión de ser aquel discípulo de Cristo que abandonó todo para servir a nuestro Señor y la santa madre Iglesia. Y es ahí donde nuestro querido Seminario, cumpliendo su misión de tierra fértil, va formando sacerdotes de gran talla y entereza. Cada uno de nosotros ha podido ser formado por una charla o la gracia de los sacramentos de un sacerdote diocesano. No tenemos más que palabras de agradecimiento para toda la misericordia que Dios ha tenido con todos nosotros a través del Seminario de la Diócesis de San Rafael.
Los miembros del grupo esperamos con ansias el día de visita en el seminario. Es ese lugar de paz en el que podemos encontrar a Dios y a nuestro amigo más valiente. También, esperamos que tenga un día libre o sus vacaciones para reencontrarnos y compartir tiempo juntos, para ponernos al día y contarnos lo feliz que está con su vocación.
En conclusión, estamos orgullosos de nuestro amigo seminarista y del seminario Diocesano. Rezamos mucho por él y por todos los seminaristas para que perseveren en su vocación. Estamos seguros que el padre Tomás también reza por nosotros.
Los miercoleros.
Andrés Jordan, Fernando Muñóz, Pablo Gaete, Juan Manuel Montoya, Eros F. D’Amore, Javi Malve, Elio Pons, Nicolás Pagano y Matías Martini.
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