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Ave María Purísima!.. Soy Liliana Valdivieso, vivo en Bowen, Gral. Alvear, y también quiero dar mi Testimonio sobre el Seminario Diocesano de San Rafael. En mi Parroquia, San Cayetano, recibí el Sacramento del Bautismo, desde muy chiquita mis padres me llevaron al Colegio San Cayetano, recibí mi Primera Comunión, la Confirmación… en esa época, nuestro querido P. Basilio y las Hnas. Basilianas nos daban la catequesis y nos preparaban con ayuda de otras catequistas.
Así fui creciendo…y llegó el momento de devolver parte de lo que Dios a través de mi familia y mi parroquia me había dado. A los 16 años comencé a ser catequista, 38 años llevo cumpliendo esta hermosa misión. Imposible haber llegado hasta aquí sola, sólo la Gracia de Dios lo hizo posible y para ello se sirvió de sus Ministros: Sacerdotes formados en el Seminario de San Rafael.
Nuestra parroquia fue la primera en Gral. Alvear en recibir, (como decía nuestro querido P. Basilio, hasta con un poquito de celo y en su castellano deformado ) “cura joven”, “cura viejo ya no quieren”, y así llegaron los primeros, P. Carlos y Patricio Walker, entre otros. Y también llegó la Misión de Seminaristas, algunos recién llegados, otros ingresados al nuevo Seminario. Era el año 1985, y con mis amigos comenzamos a ver y gustar las cosas de Dios de una forma diferente, la catequesis que habíamos recibido y que brindábamos a los niños se vio enriquecida.
Veíamos aquellos jóvenes seminaristas inflamados del amor de Cristo, que recorrían los barrios misionando, visitando enfermos, jugando con los niños y enseñándoles cantos marianos, guitarreando con jóvenes e invitándolos a la Santa Misa y a la Adoración al Santísimo. Y así, fuimos siendo parte de ese grupo, terminó la Misión pero siguieron visitándonos, una charla de formación, un asado con las interminables conversaciones con el P. Alberto Ezcurra, los clásicos cantos “Era una hormiga muy cristiana…” y “Somos la patota de …”. También nos animábamos a seguir recorriendo y visitando a los niños de barrios carenciados que con tantas ansias nos esperaban, algunos de los seminaristas nos acompañaban, desde lejos nos veían…”Padre Pato”!!!! - gritó un día uno con inmensa alegría, no…soy el Padre Mono!!!, fue la respuesta desde la otra punta del barrio.
Soy sacristana…esa tarea, estar con los Monaguillos y la Catequesis, llenan mi alma de alegría. Cuántos Sacerdotes pasaron ya mi Parroquia y cada uno de ellos me enseñó lo que hoy puedo hacer y me alentó a seguir aprendiendo cada día un poquito más.
Agradezco a Dios que haya dado a Mons. Kruk la fuerza y la entereza para abrir el Seminario y recibir a quiénes llegaron de Entre Ríos y de otras provincias, y como tantos cristianos de esta diócesis, gracias a esta obra, hoy puedo vivir en Gracia de Dios, recibir los Sacramentos, tener un Director Espiritual y Sacerdotes que considero además de Padres, amigos de la Familia.
Gracias a estos Sacerdotes aprendí a dejar en manos de Dios la obra que los hombres no podemos realizar, encomendé a mi familia a su protección y providencia y pude recibir innumerables Gracias: ver a mi querido Betito, mi primo, que con sólo 15 años se fue al Cielo pidiéndole a sus padres que hicieran su Primera Comunión y diciendo quiero sufrir como Jesús, acompañado por los Sacerdotes de la Parroquia San Pedro y sus amigos de la Milicia. Su partida dio fruto, y hoy lo estamos comprobando, (seguro que en el Cielo le habla a Jesús de su sobrino que está en el Seminario y acompaña a la familia).
Gracias a estos Sacerdotes pude presenciar la Primera Comunión de mi abuelo paterno en su lecho de muerte y la Unción de los enfermos de mis otros abuelitos antes de partir.
En la catequesis pasé los mejores momentos, guiados por los Sacerdotes siempre intentamos llegar a todos los niños y familias de zona urbana y rural. Disfruto mucho de las ocurrencias de los chicos, su inocencia y simplicidad…recuerdo…un día hablando de la Iglesia, uno de ellos me dijo: -“ Y si Dios hace todas las cosas bien, y los apóstoles eran tan bueno: ¿Por qué se tuvieron que morir? ” … Si Nacho…hoy pienso lo mismo que vos.
Y otro de mis amores: el grupo de Monaguillos, vi a tantos chicos que hoy ya son mayores, (padres de familia, sacerdote), vestir su alba blanca y ayudar en la Santa Misa, formados por los Padres y seminaristas, participar en los encuentros anuales en el Seminarios y en campamentos, su gran ayuda en tiempo de Novena y Fiesta Patronal.
Una anécdota entre tantas, de uno de ellos: Rodrigo, un niño muy especial y destacado por su amor a Dios y a la Santísima Virgen, que guiado por los Sacerdotes se iba convirtiendo en un jovencito virtuoso y con inmensos deseos de acercar a su familia y amigos a Dios.
Mientras preparábamos para la Santa Misa y él se revestía solíamos charlar bastante, un día me dijo muy preocupado y con dolor:.. “No puedo ni hablarle a …. de Dios”, le respondí: “Entonces hablale a Dios de él”…me miró, sus ojitos se iluminaron: Gracias…!!!. Otro día, hablándome de la misma persona: Quiero que alguna vez venga a la Iglesia… Ya va a venir le dije, seguí rezando… Sabés que yo fui su Catequista?... Asombradísimo me respondió: ¿Entonces ha venido a la Iglesia alguna vez?...
Rodrigo se preparó para recibir el Sacramento de la Confirmación, y otra vez vemos la obra de Dios a través de los Sacerdotes, eligió a su Padrino de Confirmación: El Padre Fabricio. Sería él, quien además de ser su catequista, tendría la misión de guiarlo durante su vida hacia Dios, y así lo hizo. El domingo 16 de Octubre de 2.011, Rodri fue Confirmado, una semana después, el 23 de octubre, sufrió un accidente y el Señor decidió que este pequeño soldado y apóstol de Cristo pasaría a formar filas de su ejército en el Reino Celestial. Lo despedimos como él se lo merecía, en el Templo, sus compañeros Monaguillos ayudaron en la Santa Misa, su familia y sus amigos estaban allí….en la Iglesia como tantas veces lo deseó.
Hoy siento un inmenso dolor: ¡Tantas almas quedarán sin recibir las Gracias espirituales que Dios a través del Seminario quiere derramar!. Me uno en Oración con todas las personas que rezan por esta intención y especialmente ruego al Señor por las familias que hoy tienen a sus hijos, hermanos, nietos entre estos jóvenes que decidieron formarse en nuestro seminario para ser Sacerdotes fieles a Cristo y a la Iglesia. A.M.D.G
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