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Laura Diebra de Blas y Luis Abel Blas



No. No. No apareció por generación espontánea en San Rafael, el Seminario Santa María Madre de Dios. Puedo contarles que costó mucho, mucho. Por supuesto, materialmente hablando, una casona hermosa, unas tierras cercanas a la ciudad, una antiquísima construcción donada por algunas familias que entendieron en aquel momento, lo que significaba para el Rey Supremo tener un lugar físico donde formar sus sacerdotes. Pero más allá de eso, más allá de lo que ven los ojos del cuerpo, puedo contar cuanto -Dios mío, ¡cuánto!- pudieran ver los ojos del alma: Aquel Pastor que regaló la Providencia a la Diócesis: Monseñor Kruk, sí que tenía ese fuego que Jesús vino a traer a la tierra. ¡Cómo deseaba que su Diócesis ardiera de Amor! ¡Había tan pocos trabajadores! La cosecha se perdía… Y siguiendo el consejo de Jesús, clamaba al cielo por más cosechadores para San Rafael: noches de adoración, noches de frío durmiendo sobre diarios, en el suelo, para atraer sobre su rebaño la mirada de la Madre Bendita, la ayuda necesaria para incendiar a todos con el fuego que a él lo consumía. Y Dios lo escuchó: Así fueron los cimientos de aquella verdadera cuna que acogió a tantos valientes muchachos decididos a entregar su vida para cuidar las ovejas de tal Pastor. ¡Y vaya! ¡Qué operarios para la vid del Señor se forjaron en el Seminario puesto bajo la protección de la Bendita Madre de Dios! Oración, sacrificio, entrega y un solo fin, por el que vale la pena vivir y morir: La gloria de Dios.

Quienes vimos nacer el Seminario, quienes le vimos crecer y crecer y dar frutos, los que el Rey busca tener cuando se prepara bien la tierra (en el Seminario), no entendemos. No entendemos porqué se busca hacerlo morir.

Laura Diebra de Blas.

Acabo de leer lo que Laurita ha escrito con respecto al Seminario. Ratifico en todas sus partes el testimonio que brinda mi querida esposa, y en lo que a mí respecta confirmo que fuimos parte de esta historia, compartiendo la ilusión de tener sacerdotes según el Corazón de Cristo en San Rafael, formados en el amor y el cuidado de la cristiandad viviente en el Sur de Mendoza. Agrego que incluso nos sentimos protagonistas del empeño en tener sacerdotes formados según la Tradición de la Iglesia, que incluso muchos de ellos predican en otros países. Mi protagonismo no fue solo de apoyo moral porque participé dando clase de Doctrina Social de la Iglesia por un breve tiempo, y en algunas tareas administrativas, juntamente con Carrizo Herrera, que fue otro pilar de apoyo ayudando a Monseñor Kruk.

Luis Abel Blas.


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