Federico
- Testimonios del Seminario
- 19 oct 2020
- 1 Min. de lectura

Estuve allí en el encuentro de seminaristas teólogos del año 2017. Es casa de Dios y puerta del cielo. Lugar de recogimiento y oración. Se enseña la doctrina más pura, fiel a las enseñanzas de la Iglesia, en un clima de profunda oración, amistad y Santa alegría. El árbol se conoce por sus frutos. Un árbol malo no puede dar frutos buenos. Y viceversa. Pues bien, el seminario siempre ha dado frutos muy buenos, santos, sabios y celosos pastores de almas. Dios no permita que se cierre. Sigo rezando.
Federico
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