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Deolinda


Queridos hermanos estas palabras nacen en los más bellos y agradecidos recuerdos de mi adolescencia, en los primeros pasos de mi peregrinar por los caminos de Dios y mi conversión a su Amor.

Hoy cuento 44 abriles y fue allá por los 11 que vi por primera vez por las calles de mi nuevo hogar en El Cerrito una sotana movida por el viento: un seminarista… yo de familia católica pero no practicante y de vivir en fincas lejanas no tenía esa experiencia, de a poco me fui acercando y llegue a la capilla de la Caridad, y se hizo hábito y se hizo santo Sacramento… pues Dios me dio la gracia de recibirlo.

Fue un seminarista quien los sábados nos reunía en grupo de oración y pizzas ricas. Y los domingos visita el seminario para ver, reír, conocer y discernir… y allá a lo lejos los ojos serios y paternales de Padre Ramiro llamando a un poco de orden.

Y llegaron los primeros retiros y la Acción Católica… Padre Mauricio Gudiño, su puntualidad y las salidas de grupo, padre Ricardo González mi primer director espiritual, todo con ellos cerca: sacerdotes diocesanos presentes, atentos, educando, formando pero sobre todo dando su ejemplo porque las palabras enseñan pero el ejemplo moviliza el alma.

Crecí un poco, salí de casa y Dios me llevó a El Sosneado y me hizo catequista: ¿quien estaba allí? un sacerdote diocesano a la distancia… pero estaba. Me quiso Dios esposa y mi Manuel conoció lo hermoso de la caridad cristiana de manos de un sacerdote diocesano…

Como no agradecer a Padre Pato, tan sencillo en el sacramento de la penitencia mostrando a pleno la sencillez de Cristo en la gracia enorme de la reconciliación… padre Juan Pablo en sus palabras invaluables sobre el matrimonio y el tesoro escondido en tan grande elección de vida… Padre Luis Sanjurjo y la gracia inmensa de conocer realmente Fátima y lo que tantos años fue ignorancia para nosotros y tantas gracias trajo a nuestro pueblo… cómo no reconocer y valorar el crecimiento enorme por obra del Espíritu Santo de aquel seminarista rubio y risueño que en la capillita nos hablaba de la Eucaristía, de la Pasión de nuestro Señor y muchas semanas santas después, escuchar predicar a Padre Fernando Martínez y solo poder dar GRACIAS por tanta catequesis, tanto Amor conocido guardado en la Sagrada Escritura y que se nos pasa por alto… las homilías con estudio y pregunta de Sagrada Escritura que afianza la sabiduría y el reconocimiento triste de que no somos buenos alumnos del padre Alejandro Casado, la dedicación y auto superación permanente en los inmensos gestos de amor de padre Ale Giner en cada fiesta del Señor o Santos Patronos, o ahora con Adoración y santa Misa por internet Todo por Dios para nosotros sus hermanos.

Como no agradecer la risa fresca, los audios de formación, las charlas de amigo y hermano, con gran experiencia de vuelo… Padre Hernán Greca. El tiempo sin tiempos, las palabras humildes, la enseñanza de lo simple y lo puro de niño grande que nos educa, nos forma, nos anima, nos reprende y nos vuelven a hacer reír… padre Camilo Raúl.

Como no agradecer lo más difícil, lo más duro, lo que aún duele pero se sigue ofreciendo… el fallecimiento de mi madre por mala praxis y la entrada en el momento justo, allí donde lo quería Cristo a padre Miguel Lopez mi ángel, mi guía, mi oído… la voz de la sabiduría donde todo era caos: “ofrezcan su madre a Jesús… díganle con dulzura te entregamos a mamá para que descanse en tus brazos…” y hoy casi 10 años después sigue siendo mi águila guía que me ayuda a la distancia.

Como no agradecer esos seminaristas anónimos que con palabras humildes plenas de esperanza dieron consuelo a mi familia en horas tan difíciles, porque hay algo que aun no cuento y es que mi padre, por gracia de Dios trabajó en el seminario y por ese gesto amoroso de nuestro Señor que está en los más pequeños detalles volvió a creer en tan Alto Sacramento porque la vida le había mostrado un mal ejemplo… ´pero allí estaban los sacerdotes diocesanos para dar muestra de lo auténtico, lo real, la verdadera fidelidad y la hermosa vocación de amor y entrega a Dios y al prójimo. Y papá tuvo y tiene hijos y nietos adoptivos que rezan por él, por su conversión y salvación de su alma. ¿Se puede pedir más? Y tantos, tantos ejemplos que no alcanza la página y corro riesgo de aburrir… como no agradecer querido seminario por ser tierra fértil de sacerdotes santos… hombres comunes pero llamados al servicio único e imponderable de Cristo, enamorados de la Eucaristía, fieles a la Santa Madre Iglesia.

¿Cómo no agradecer? Pero también: ¿Cómo no resistir la idea ingrata de que dejen de surgir sacerdotes de Dios para bien de las almas? Ruego a nuestro Señor tenga piedad de su pueblo y las puertas de nuestro querido seminario continúen abiertas, si es Su santa voluntad, hasta la venida gloriosa de Cristo donde nos encuentre firmes y dignos.

Ofrezco mi pena, mis lagrimas que no logro controlar y sobre todo mis pobres oraciones por la cordura y la coherencia que prime sobre todo mal. Jesucristo ya venció solo resta saber de qué lado nos encontrará.

¡Viva Cristo Rey! ¡Y Santa María Madre de Dios!


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