Daniel Lobos
- Testimonios del Seminario
- 10 ago 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 25 ago 2020

Soy Daniel Lobos, tengo 34 años, quiero dar testimonio de la gracia de Dios por haber dado Santos y piadosos sacerdotes en nuestra amada diócesis de San Rafael. Allá por el año 2009 tuve un terrible accidente de tránsito, viajaba a estudiar en moto y lleve por delante una maquinaria agrícola dejándome en terapia intensiva por 7 siete días y 23 días internado con mis intestinos destruidos, una colostomía por 8 meses y una apariencia de cadáver que hasta mi perro me desconoció al retornar a mi casa tras la internación. La perspectivas de salvación en terapia intensiva, en palabras de los médicos eran de un 50%. En esos días yo asistía a la Capilla Santa Teresita del niño Jesús, en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced. Mi madre, una gran mujer creyente, acudió en búsqueda de un sacerdote. Encontró al Padre Marcelo López quien fue a la unidad de terapia y me suministró el sacramento de la Extrema Unción. Al día siguiente, enterado de mi accidente acudió en mi ayuda el Padre Hernán Sánchez Rioja, quien estaba en la Parroquia y al que considero un gran amigo y un gran sacerdote. Recuerdo que me confesó nuevamente y en ese instante cuando me dio la absolución tuve la absoluta certeza de que me pondría de pie. Sentí realmente la presencia de Jesús con aquellos dos sacerdotes y sentí que Dios aun me daba una oportunidad más de quedarme en esta tierra. A ellos estoy agradecido porque estoy seguro que ante los malos pronósticos intercediera ante Nuestro Amado Padre para que yo recuperara mi salud. Agradecido también estoy de un ex seminarista, Guillermo Aranda, el cual iba en bicicleta a darle Catecismo a mi madre para que recibiera la primera comunión. Agradecido estoy al Padre Óscar Terán, quien es párroco actual de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, en Rama Caída, y fue quien le dio Catecismo a mi padre hace dos años para que recibiera su primera comunión y confirmación a los casi 70 años. En fin, creo estar agradecido a todos los sacerdotes de esta Diócesis que Dios a puesto en mi camino porque siempre han hecho de mi una mejor persona. Agradezco al Padre Roberto Sánchez, el cual 8 años después de mi accidente, me unió en matrimonio con mi amada esposa, María de los Ángeles, bautizó a mi hija Guadalupe y también fue quien me predicó mi primer retiro espiritual cuando apenas era un adolescente. Rezo por ellos y doy testimonio de que cada uno de ellos me ha infundido el amor a Cristo y nuestra Madre la Santísima Virgen Maria. Muchas Gracias.
Comments