Hola, buen día, me llamo Dagoberto López Alonso, soy de la comunidad de San Antonio de Padua, en Mayajigua, Yaguajay, Cuba. El seminario para mí, es algo muy bueno, formador de valores, y muy útil para la sociedad donde vivimos, a través, de el aprendemos, el camino de la Fe y a vivir en comunidad Cristiana, en estas instituciones se preparan y forman hombres de bien, que nos ayudan a caminar el camino de la vida y a descubrir la vida de Fe. Les estoy agradecido a la diócesis de San Rafael, argentina, por formar a estos sacerdotes que sin esperar nada a cambio, son varios los que vinieron a cumplir esta misión en nuestra querida patria, donde estamos con una fe, un poco dormida, estos hombres capaces de luchar en las más difíciles circunstancias, fueron capaces de luchar contra cualquier obstáculo, ellos llevaron la luz del Evangelio a lugares donde nunca se había podido llegar, formaron casas de misión por todo el territorio que ocupan, crearon grupos de misioneros y nos enseñaron a misionar, en momentos difíciles, es decir que fueron la bujía inspiradora, para despertar la Fe de nuestro pueblo. Se realizaron Bautizos, Matrimonios, Catequesis, Procesiones, Adoración Eucarística, celebración de la Santa Misa, en lugares donde nunca ha estado un sacerdote, que decir de su disponibilidad en todo momento para visitar un enfermo, un moribundo en las salas de terapia Intensiva (eso nunca había ocurrido),en el cementerio, ellos han abierto un camino, para el desarrollo de la persona humana, también con su tenacidad han reanimado comunidades que estaban desaparecidas y han florecido nuevamente, contribuyendo a la formación y educación religiosa de nuestro pueblo, siempre han estado en las diversas circunstancias y han cambiado la sotana por los instrumentos de trabajo que haya que realizar, albañiles, plomeros, mecánicos, económicos, psicólogos, choferes de alta calidad. Tenemos que agradecerles el habernos inculcado y enraizado el rezo diario del Santo Rosario, la Adoración Eucarística y la asistencia a la santa Misa, es decir una vida de oración. Espero que tengan en cuenta todo este hermoso trabajo que realizan los sacerdotes formados es ese seminario y no se deje de formar nuevos hombres de bien. Les agradezco eternamente todo el trabajo que realizan estos héroes anónimos.
En el plano personal les estoy totalmente agradecido a varios de ellos, especialmente al P. Carlos Peteira, P. Martin Abud, P. Alejandro Casado. En el año 2014, padecí una meninge encefálica, donde peligraba mi vida, gracias a la oración de todos mis hermanos, a la asistencia de los sacerdotes, y a la voluntad divina estoy aquí, para decir, cuan bueno es el Señor, debido a esa enfermedad tuve una lesión de plexo braquial, en el brazo derecho, todo una odisea, pues perdí toda la masa muscular, la fuerza, en fin el brazo quedo semiparalitico, y fue el P Casado el que siempre estuvo ahí, en todo momento, no olvido sus visitas a diario a mi casa, su preocupación por mi independencia, me enseñó a utilizar el brazo izquierdo, a funcionar con lo que tenía a mano, un excelente psicólogo, su preocupación por las necesidades materiales, me iba a buscar para que participara en la Misa y luego me regresaba, actualmente tengo el brazo recuperado, gracias a tantas personas que me animaron a continuar, recuerdo que cuando tenía el brazo con dificultades dije públicamente en un retiro espiritual, que si Dios me quería a su servicio con una mano, yo le voy a servir siempre, todo lo que me ha pasado para bien se lo agradezco a estos hombres que dejaron sus comodidades para ayudar a los más necesitados. Quiero destacar su entrega, su desprendimiento, su generosidad y su capacidad de ayuda desinteresada, el P Casado fue el impulsor de una Editora ambulante donde él busco los recursos y me los dejo para que funcionara cuando él no estuviese, hasta el momento todo se está desarrollando como él imagino. Bueno por hoy nada más solo espero que estas notas les sirvan para algo, eternamente agradecido por este hermoso proyecto de salvar la casa formadora de los sacerdotes, un abrazo en Cristo, Dagoberto.
Comments