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Claudia de Alonso y familia


“Por los frutos los conoceréis”

En la memoria de los Beatos Mártires de Barbastro, implorando al Cielo intercedan por el seminario, si es posible cantando “Por Ti Rey mío la sangre dar…”

Cuando guardamos en el alma tantas gracias recibidas que son conocidas por Dios y que no hacía falta publicar, porque sabemos por la fe que todo aquello que está fundado sobre roca no se destruye.

Son tantas, pero tantas las gracias recibidas del Seminario Santa María Madre de Dios, que no alcanza la tinta para enumerarlas.

Desde los 16 años, recuerdo retiros ignacianos predicados por santos varones de Dios: Pbro. Ramiro Sáez, Pbro. Ruben Ederle, Pbro. Juan Pablo Sancho, Pbro. Marcelo Gómez. Discernimiento vocacional, dirección espiritual, sacramentos. Dios mío no puedo dejar de mencionar tantos sacerdotes que han pasado por nuestras vidas, nuestras familias: Pbro. Ervino Gassmann que nos casó junto a Pbro. Oscar Marchesi, bautismo de nuestros hijos, comunión, confirmación, consejos en los colegios católicos, visitas al hogar. A ellos que no se guardaron nada del tesoro infinito que recibieron en ese Seminario: Pbro. Ricardo Coll, Pbro. Carlos Sphan, Pbro. Rubén Shefelbein, Pbro. Marcelo Felquer, Pbro. Fernando Martínez, Pbro. Jorge Gómez, Pbro. Ricardo Noriega, Pbro. Alberto Ioco, Pbro. Sergio Román, Pbro. Alejandro Casado, Pbro. Mario Camozi, Pbro. Eduardo González, Pbro. Ariel Figueroa, Pbro. Leonardo Zabala, Pbro. Miguel Heitz, Pbro. Guillermo Lemos, Pbro. Sebastián Ovejero, Pbro. Erwin, Pbro. Jorge Hetse, Pbro. Neri Gaete, Pbro. Elio Rosales, Pbro. Cesar Barroso, Pbro. Cristian Jurado, Pbro. Nicolás Marrelli, Pbro. Dario Luna, Pbro. Fabián Pezo, Pbro. Luis Murri, Pbro. Carlos Musa, Pbro. Ismael Gote, Pbro. Miguel López, Pbro. Rubén Muzato, Pbro. Marcos Gómez, Pbro. Victor Polo, Pbro. Ramón Saso, Pbro. Héctor Albarracín, Pbro. Ignacio Elías, Pbro. Esteban Navarro, recientemente ordenado, quien celebra la Santa Misa diaria alimentando nuestras almas; y Pbro. Nicolás Ortíz nuestro actual párroco. He visto plasmada la Obra de Dios de ese Seminario en frutos concretos.

El celo por las almas los ha llevado a recorrer kilómetros, para llevarles la luz del evangelio ,en puestos lejanos que solo tenían la posibilidad de recibir los sacramentos cuando un sacerdote llegaba allí, esa misión, desconocida por los hombres, la llevaron adelante sacerdotes de ese seminario.

Hijos de este pueblo: Pbro. Cristián Jurado, estudiando en Roma para la Nunciatura Apostólica en el mundo. Dios elige lo más pequeño para realizar Su Obra. Este pueblo, Real del Padre, ha dado muchos frutos de vocaciones sacerdotales: de ellos hay un cartujo que pasó por el seminario Santa María Madre de Dios.

Religiosas en Mater Dei, guiadas en su discernimiento por sacerdotes del seminario.

Familias cristianas numerosas, formadas por sacerdotes del seminario… por los frutos los conoceréis.

La formación del colegio, no es poca cosa para recordar y ver los frutos de tantas familias arrimadas a la gracia, a los sacramentos, lo he visto por pura gracia de Dios. Ahí hay un sacerdote, fruto de ese seminario.

Niños adoradores, que aprendieron a amar a Jesús Sacramentado, con apenas 4 años, lo que en ese momento fue una locura para algunos, hoy son los adoradores que saben el valor de un rato de compañía a los pies de Jesús Sacramentado.

El amor a la EUCARISTÍA, a la SANTÍSIMA VIRGEN, al PAPA, siempre ha estado en sus prédicas.

Apostolados que a veces se les esquiva como el ministerio de la liberación, los vi con exquisita caridad velar por esas almas necesitadas del auxilio de Dios. Allí estaban los sacerdotes, fruto de ese seminario.

Formación de jóvenes, monaguillos, coros de niños, matrimonios, ancianos, visitándolos, llevando los sacramentos. Misiones ,peregrinaciones, campamentos, fogones. Todo a la luz del evangelio.

Bendito exceso de amor a la Eucaristía, que siempre nos ha llevado a tener una liturgia impecable.

Podría seguir enumerando y enumerando tantas gracias recibidas, y que como familia cristiana no podemos callar. Pido perdón si me olvido de alguno, en nuestras oraciones están siempre, eternamente agradecidos por marcarnos el camino, que nos conducirá a la Patria Eterna.

Es de buen hijo ser agradecidos , cada tanto vuelven a su terruño y allí los vemos en el Altar Sagrado, ofreciendo la Santa Misa.

Rogando a la Providencia Divina por el seminario. Hay frutos de santidad.

Santa María Madre de Dios, Madre de los Sacerdotes, ruega por esa casa de formación. Corazón de la diócesis.

Claudia de Alonso y familia.


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