Me dirijo a usted a fin de aportar un pequeño testimonio, que espero sea un grano de arena en defensa del Seminario Diosesano de San Rafael.
En mis recuerdos, tenía 16 años cuando conocí un grupo de seminaristas que estudiaban en el Seminario "Santa María Madre de Dios" y que se acercaron a mi casa. Para esa época yo era el único de mi familia que concurría a misa y a un grupo de acción Católica de Ntra Sra del Valle. Dichos seminaristas estaban misionando por el barrio y fueron bien recibidos por la mayoría de los vecinos, entre los que se encontraban mis padres, mi abuela y mi hermano. Ninguno de mí familia me acompañaba hasta entonces a la misa dominical.
Era ya el año 1994 y luego de esa misión mi familia y gran parte de los vecinos del Barrio Gral. Paz habían recibido su primera comunión y confirmación, habiendo sido casi todos ellos adultos ateos y adultos mayores con sólo el 1° Sacramento. La gracia derramada fue enorme. La comunidad parroquial creció enormemente, la alegría permaneció entre la comunidad por varios años más.
Algunos seminaristas de los que recuerdo fueron ordenados, cómo René Cari, Luis Fornero y Varios otros. También recuerdo algunos seminaristas como el inolvidable Pepín, venido de Buenos Aires y que nos dejó una gran huella de fe y amor, pero que no lograron consagrarse. Muchos jóvenes de mí grupo de Acción Católica ingresaron años después al seminario, y a quién más recuerdo es a mi amigo Alejandro Ciarrocchi, quien se ordenó Sacerdote y fue Rector del Seminario hasta hace poco.
Gracias a Dios y a Nuestra Señora la Virgen Santísima por tantas gracias derramadas a través de esos misioneros.
Antonio Aníbal García
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