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Alba Nicolau de Naldini


Pido a Dios que llegue mi testimonio ante quien corresponda y pueda entender y percibir el profundo agradecimiento que siento, al igual que mi familia, de haber sido acompañada y muy beneficiada espiritualmente a lo largo de nuestras vidas, por muchos sacerdotes que se formaron en el seminario diocesano de San Rafael.

Desde bautizar a mis hijos, jugar y rezar, con y por ellos, preparar a jóvenes para que fueran catequistas y nos ayudaran como padres a educar a nuestros hijos en la FE.

Organizar e incluir a toda la comunidad, niños, jóvenes y grandes, con o sin discapacidad, en obras de teatro de excelencia, con mensajes claros y cautivantes para seguir el evangelio o vivir más profundamente el momento litúrgico y un sin número de actividades más, siempre tratando de estar presentes en los momentos felices y en los de dolor de nuestras vidas. De mis cinco hijos, el mayor, por designio de Dios, tiene Síndrome de Down y a la edad de prepararse para recibir su primera comunión, el Padre Hernán Sánchez, me escuchó y ayudó con gran compromiso. Fue así que en el año 1997 trabajó arduamente para formar un grupo de personas dispuestas a preocuparse y ocuparse, de hacer conocer la palabra de Dios y disponer sus corazones para sentir el amor infinito de Dios por todos y cada uno, a través de la catequesis especial. Finalmente la misma comenzó a enseñarse en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de General Alvear, dirigida a niños, jóvenes y adultos con discapacidad y a la contención de sus familias, perdurando hasta el día de hoy, acompañados por distintos sacerdotes, también del Seminario en cuestión. Hemos visto crecer a niños de nuestra comunidad, que se han transformado en jóvenes que eligen el Seminario Diocesano de San Rafael para prepararse y con el tiempo ser sacerdotes, “Servidores de Dios”, resaltando siempre el nivel académico de sus formadores. Por esto y por mucho más es que pido y ruego al Espíritu Santo, ilumine el corazón y la mente de quienes quieren cerrar dicho seminario y de quienes lo defienden por sus frutos y puedan sentarse a dialogar y llegar a un acuerdo, que siga beneficiando a los seminaristas que están, a los que deseen entrar el próximo año y a la comunidad entera. Saludo con todo respeto, ALBA NICOLAU DE NALDINI


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